Mediante un análisis de sangre se mide la presencia de algunas enzimas, bilirrubina y proteínas en sangre, con el objetivo de determinar si existe alguna alteración en el hígado. Muchas personas no presentan signos ni síntomas de enfermedad hepática hasta que ésta se encuentra en una fase evolucionada y grave. Algunos de los signos y síntomas más representativos pueden ser: debilidad, cansancio, pérdida del apetito, náuseas, vómitos, ictericia, orina de color oscuro, heces descoloridas, hinchazón abdominal, dolor abdominal y prurito (enfermedad de la piel que provoca picor).